La anemia en niños, especialmente la causada por deficiencia de hierro, es una de las más comunes en etapas tempranas. El hierro es fundamental para la formación de hemoglobina, que transporta oxígeno en la sangre. Una deficiencia puede causar fatiga, palidez, bajo rendimiento escolar e incluso retraso en el desarrollo.
Para prevenirla, es clave una alimentación rica en hierro desde los primeros meses. Las carnes rojas, hígado, legumbres (como lentejas y garbanzos), espinacas y cereales fortificados son excelentes fuentes. Además, se recomienda acompañar estos alimentos con fuentes de vitamina C, como naranja o limón, ya que mejora la absorción del hierro vegetal. Consultar regularmente al pediatra y vigilar el crecimiento también ayuda a detectar signos tempranos de anemia.